La Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel de Ciudad Universitaria fué decretada el 3 de octubre de 1983 y se estableció iniciálmente una superficie de 176 ha 9,526 m2 de área de Reserva Ecológica inafectable, más 35 ha 6,069 m2 de áreas verdes de manejo especial. Sin embargo, gracias a un nuevo decreto por parte de las autoridades en junio del 2005, actualmente la Reserva Ecológica cuenta con 237.3 ha de extensión, de las cuales 171.14 corresponden a zona núcleo y 66.19 a zonas de amortiguamiento, es importante mencionar que al cambiar la figura de Area Verde de Manejo Especial por Zona de Amortiguamiento se está considerando a estas áreas (principlálmente camellones) como parte necesaria de la Reserva.
    La Reserva está ubicada al SO de la Ciudad de México en la parte oriente de la Delegación Coyoacán dentro de Ciudad Universitaria, tiene un clima templado subhúmedo con régimen de lluvias en verano, una temperatura media anual de 15.5 o C y una precipitación de 870 mm. El tipo de vegetación correponde al matorral xerófilo y se calacula que tiene una edad aproximada de 2000 anos.
    La mayor parte del suelo, en la R.E.P.S.A. es de origen eólico y orgánico, aunque puede haber otras fuentes como podrían ser la erosión de la lava y el acarreo por lluvia o humano (Rzedowski, 1954). Así, el suelo es areno-limoso, moderadamente ácido, con gran cantidad de materia orgánica, potasio y calcio pero poco nitrógeno y potasio aprovechables (Rzedowski, 1954).
    La vegetación presente en la Reserva del Pedregal de San Ángel es característica de las zonas áridas (Rzedowski, 1954). Esta comunidad vegetal en particular comprende una asociación de plantas heterogénea denominada "matorral de palo loco" o Senecionetum praecosis (Rzedowski, 1954), dentro de la cual se observa un estrato herbáceo predominante, un estrato arbustivo menos abundante y un estrato arbóreo escaso (Valiente-Banuet y de Luna, 1990). La distribución de árboles dentro de la reserva es diferencial debido a que su presencia se restringe a las áreas con mayor acumulación de suelo. Como consecuencia se encuentra una estructura diferencial de alturas entre los estratos arbóreo y herbáceo. Así, hay una mayor dominancia y menor diversidad de especies vegetales perennes en los sitios planos y abiertos que en los sitios abruptos y cerrados (Álvarez et al., 1982; Cano-Santana, 1994b). La heterogeneidad de su topografía y su ubicación biogeográfica hacen que la R.E.P.S.A. actualmente posea una flora rica y variada, distribuida en una gran cantidad de macro y microhábitats (Álvarez et al., 1982; Cano-Santana, 1987). Además, los niveles de precipitación, junto con la temperatura, establecen condiciones favorables para el desarrollo de muchas especies vegetales, incluyendo especies propias de canadas (Rzedowski, 1954). Actuálmente se han registrado 337 especies de plantas pertenecientes a 74 familias y 193 géneros, de lo cual cabe resaltar la presencia de especies de orquídeas, helechos y cactáceas entre otras. (Castillo-Arguero, 2004).
    Además, es importante resaltar que la Reserva del Pedregal representa uno de los últimos refugios para muchas especies que habitan la cuenca de la ciudad de México y que han sido desplazadas, en algunos casos al borde de la extinción, por la destrucción de su ambiente natural debido al crecimiento desmedido de la ciudad. Tal es el caso del pececito mexclapique, que en épocas prehispánicas era tan abundante que formaba parte importante de la dieta de los aztecas, hoy en día se distribuye únicamente en algunos sitios del lago de Texcoco, acuarios particulares y en la reserva del Pedregal. Y no hay que olvidar que como toda area natural la reserva nos presta una serie de servicios ambientales, que van desde de la producción de oxígeno y la recarga de mantos acuíferos, hasta el uso potencial de numerosas especies de plantas medicinales.
    Desafortunadamente el Pedregal está sujeto a una gran cantidad de disturbios de diferentes tipos, que pueden tener una mayor o menor repercusión sobre las poblaciones naturales.
El fuego: desde 1992 hasta 1997 se ha registrado un total de 455 incendios en el Pedregal de San Ángel y zonas boscosas aledanas y tan sólo en 1998 ocurrieron 202 de estos incendios (DB-UNAM, 1998). En el 2003 se presentaron 52 incendios en la Reserva, zonas de ciudad universitaria y zonas adjuntas a esta. La gran incidencia de incendios en la Reserva se debe principalmente a la cercanía de la reserva con la zona urbana (Rojo, 1994; Cano-Santana y Meave, 1996). Sin embargo, los efectos del fuego sobre las poblaciones de plantas y animales de la Reserva no se han estudiado mucho, aunque existen algunos trabajos.
    Basura: la acumulación de desperdicios orgánicos dentro del Pedregal contribuyen a la proliferación de fauna nociva, como son cucarachas, ratas, hormigas, perros y gatos principálmente, que en algunos casos pueden representar una seria amenaza a la fauna nativa, además de ser fuente de enfermedades para el hombre. En el caso de los desperdicios inorgánicos por su baja tasa de degradación, alta flamibilidad y toxicidad son una fuente grave de contaminación y sus efectos sobre grupos particulares de organismos aún no se ha estudiado a fondo.
    Cascajo: posiblemente uno de los disturbios que más afectan al ecosistema de la reserva, ya que elimina los microambientes, basifica el pH del suelo y propicia el crecimiento de pasto (Penisetum clandestinum) modificando la composición y diversidad vegetal, haciendo difícil que se recupere la comunidad original.
    El hombre: causante de casi todos los disturbios, hoy en día representa una seria amenaza a los ecosistemas del planeta. En el caso de la Reserva el constante tránsito de la gente aunado a la falta de cultura y educación ambiental han generado un aumento alarmante de basura, si a esto le agregamos que en las zonas de amortiguamiento la gente orina y defeca constantemente, no solo se corre el peligro de perder el Pedregal sino que este se convierta en una amenaza sanitaria para nosotros. De aquí la necesidad de generar una cultura amigable con el ambiente en los universitarios y aprender de estas experiencias para poder llevarlas a la sociedad en general.