El Pedregal de San Ángel se originó como producto de la erupción del volcán Xitle
hace aproximádamente 2000 anos (Carrillo, 1995). Durante dicha erupción, corrientes de lava al enfriarse
formaron un sustrato muy irregular con numerosos accidentes topográficos (Álvarez et al., 1982). Actuálmente,
esta amplia gama de formaciones rocosas (hoyos, grietas, cuevas, pendientes y planos) permiten la formación de
distintos microambientes para los seres vivos, en los que se observan variaciones en la cantidad de luz, humedad,
temperatura y en la acumulación del suelo (Cano-Santana y Meave, 1996). Gracias a que la
topografía del Pedregal de San Ángel es muy heterogénea, la acumulación del suelo es
diferencial, esto quiere decir que la acumulación de sutrato es mayor en las depresiones y oquedades de las formaciones
pétreas (Rzedowski, 1954), aunque difícilmente se pueden reconocer horizontes edafológicos, ya que
el espesor del suelo ráramente sobrepasa unos pocos centímetros (Cano-Santana y Meave, 1996). Dadas
estas características, los suelos constituyen un factor que limita el sostén de especies de árboles
de gran tamano (Rzedowski, 1954). Sin embargo, en zonas con substrato irregular donde la acumulación del suelo
es mayor, podemos llegar a encontrar pequenos manchones de árboles (Cano-Santana, 1994).
    Debido al crecimiento desordenado de la ciudad, en las últimas décadas el Pedregal ha sido
sujeto a un proceso de urbacinazación intenso, que ha resultado en la pérdida casi total de su superficie,
en la actualidad solo se puede encontrar al Pedregal en el volcán Xitle, en algunas partes del Bosque de Tlalpan y el Parque de la Ciudad
de México, en la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel de C. U., en terrenos de la Escuela Nacional de
Antropología e Historia y en pequenísimos manchones regados en lotes baldíos, camellones y patios traseros.